Cristo: Profeta, Sacerdote y Rey
La humanidad, en su ignorancia y culpa, requiere las funciones mediadoras de Cristo. Como profeta, él nos trae luz (Juan 3:2); como sacerdote, remueve nuestros pecados y nos acerca a Dios (Hebreos 7:26-27); como rey, nos libra y gobierna en nuestros corazones (Apocalipsis 19:16).
Las separaciones de roles en el Antiguo Testamento destacan la singularidad de Cristo. Profetas como Isaías (Isa 6:1), sacerdotes de Leví (Lev 9:7), y reyes de Judá (2 Sam 5:3) cumplían funciones distintas, enfatizando la obra integrada de Cristo.
‘Cristo’ significa ‘ungido’, relacionado con la consagración para un propósito divino, simbolizado en la unción de figuras como David (1 Sam 16:13) y Aaron (Lev 8:12), prefigurando la consagración única de Jesús.
Jesús como Profeta, Sacerdote y Rey
- Profeta: Jesús revela la voluntad de Dios, siendo Él mismo la verdad (Juan 14:6).
- Sacerdote: Ofrece su vida como sacrificio, diferenciándose de los sacerdotes levíticos (Heb 9:14).
- Rey: Su reino es espiritual y eterno, no meramente terrenal (Luc 1:33).
La obra mediadora de Cristo abarca las necesidades profundas de la humanidad. Su cumplimiento de los roles de profeta, sacerdote y rey subraya su suficiencia como nuestro mediador (1 Tim 2:5).