Ministerio

Entre Dos Fuegos: La Lucha del Joven Cristiano en el Llamamiento Divino

La Paradoja del Llamado y el Mundo

Si alguna vez has tenido el honor de recibir un llamado divino, entonces ya sabes lo complejo que puede llegar a ser. Juan 12:26 nos deja claro que el servicio genuino implica seguir a Jesús y estar donde Él está. Pero esto se vuelve un desafío mayúsculo en un mundo que cada vez se aleja más de las enseñanzas y los preceptos bíblicos. Añadimos aquí la cita de (2 Timoteo 1:9), que nos asegura que este llamamiento es por gracia y no por obras, intensificando la lucha interna entre el llamado y las presiones mundanas.

Una realidad que enfrentan los jóvenes cristianos es la presión que ejercen las malas amistades y los vicios, tendiendo a alejarlos del camino del honor y la dignidad (Salmo 1). Y si sumamos a eso los desafíos modernos de la apariencia personal y la influencia de las figuras públicas (1 Tim. 2:9), es como estar atrapados en un laberinto de juicio y tentación.

Las encuestas pintan un cuadro sombrío. Los jóvenes cristianos parecen tener poco respeto por la santidad, están cada vez más ausentes de los cultos y dejan de lado la Biblia. Su interacción con el poder transformador de la Palabra es mínima, reduciendo así su capacidad para ser testimonios vivos del amor de Dios.

Jeremías enfrentó una larga y difícil jornada ministerial, pero a pesar de las circunstancias desalentadoras, su pasión por el llamado de Dios nunca se apagó. Jeremías 1: 4-5 nos relata cómo Dios lo conocía antes de su nacimiento, una verdad que deberíamos llevar en el corazón cuando las adversidades del mundo intentan alejarnos de nuestro propósito.

Imaginemos a Jeremías en el cepo, azotado por Basur. ¿Qué pensamientos cruzarían su mente? Podría haber cedido a la desesperación, pero algo lo mantenía firme. Jeremías nos revela la dualidad de la experiencia humana en su llamado: el deseo de rendirse y la imposibilidad de resistirse a Dios (Jeremías 20:7-9). Es una lucha que muchos jóvenes cristianos conocen bien.

Dios no solo nos llama para servirle, sino para reconciliarnos con Él (Lucas 15:4-7). Independientemente de cuán lejos estemos, el amor de Dios siempre nos alcanza (Joel 2:12-13). Este amor nos impulsa a vivir vidas consagradas (1 Pedro 1:15-16), convirtiéndonos en faros que atraen a otros a la luz divina (Mateo 5:16).

Amados jóvenes, les insto a recordar que este camino de fe y servicio no es un paseo en el parque. Hay pruebas, hay tentaciones, pero también hay gracia divina y un amor inquebrantable que nos sostiene en los momentos más oscuros. Acepta tu llamamiento, y conviértete en el testimonio vivo que Dios quiere que seas.

William Velázquez Valenzuela

Amante de la escritura, la educación, la tecnología y su impacto positivo para extender el reino de Dios. Un poco de locutor y otro poco de teólogo.

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