Momentos de paz en en la soberanía de Dios
Es natural que en nuestro día a día nos preocupemos por los desafíos que enfrentamos, ya sean problemas personales, dificultades académicas, problemas económicos, familiares o incertidumbres futuras. Sin embargo, la Biblia nos ofrece una perspectiva diferente: Dios está en control de todo. En Mateo 6, Jesús aborda esta tendencia humana hacia la ansiedad, instándonos a observar cómo Dios cuida de la creación, asegurándonos que nuestro valor ante sus ojos es aún mayor que el que nosotros pensamos.
Reconocer que no tenemos control sobre muchos aspectos de la vida no es una invitación al fatalismo, sino una oportunidad para profundizar nuestra fe. Fil. 4 nos recuerda que en vez de angustiarnos, podemos presentar nuestras peticiones a Dios mediante la oración y la acción de gracias. Este acto de fe no solo nos libera de la carga de la preocupación, sino que también abre la puerta a la paz de Dios, que excede todo entendimiento.
Consideremos el testimonio de Daniel en el foso de los leones, narrado en Dan. 6. A pesar de enfrentar una muerte casi segura, Daniel mantuvo su fe en Dios, quien controlaba incluso las fauces de los leones. Su experiencia nos muestra que, incluso en las circunstancias más extremas, nuestra seguridad no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestra relación con Dios. Él siempre está en control de todo lo que nos sucede, jamás algo lo tomará por sorpresa.
En 2 Cor. 5, se nos recuerda que caminamos por fe y no por vista. Esta verdad debe inspirarnos a vivir no guiados por el temor, sino por la fe en Aquel que ha prometido nunca dejarnos ni desampararnos. Al hacerlo, no solo encontramos paz en medio de las tormentas de la vida, sino que también nos convertimos en testimonios vivientes del poder y la paz de Dios, que aun en pleno siglo XXI, donde existe tanta modernidad y decadencia mora, Dios sigue más presente que nunca en la humanidad.
¿Cuáles son las áreas de tu vida que te causan mayor ansiedad. ¿Estás intentando controlar algo que está fuera de tu alcance? Considera entregar esas preocupaciones a Dios en oración, confiando en que Él tiene el control y que su plan es perfecto, incluso cuando no lo entendemos. Mi mente pentecostal de hace algunos años, pensaba que este tipo de situaciones eran patrimonio del mundo, que los hijos de Dios estábamos exentos de sufrir crisis de ansiedad y depresión, que mal me encontraba yo. Pero lo que si es seguro es que, a diferencia de las personas que no siguen al Señor, nosotros tenemos un recurso poderoso, nuestra confianza en Él. Si Jesús está en la barca e tu vida, podrán venir tempestades y huestes, pero Él está contigo…y no hay nada que temer, sólo clama a Él. Como dice Jeremías 33:3
Recordemos siempre reemplazar la preocupación con la confianza en Dios, enfocándonos en su soberanía y amor incondicional como fundamentos para nuestra paz interior.