Viviendo en la Voluntad de Dios

1. Examinando Mi Vida Diariamente
La vida cristiana es un viaje constante de autoexamen y crecimiento. Cada día, hazte preguntas cruciales como:
- ¿Qué estoy haciendo mal? Dios ve más allá de nuestras acciones; Él conoce nuestros pensamientos y corazones. Como dice 1 Crónicas 28:9 y Jeremías 20:12, Dios escudriña nuestros corazones y entiende todos nuestros pensamientos. No hay lugar donde podamos ocultarnos de Su presencia (Salmos 139:7). Acepta esa realidad y enfréntate a tus errores, porque el autoengaño solo conduce a caminos de muerte (Proverbios 14:12).
- ¿Estoy caminando en rectitud? La rectitud implica vivir con un temor reverencial a Dios (Proverbios 14:2). Este no es un temor de terror, sino un profundo respeto y reconocimiento de Su majestad y santidad. Despreciar a Dios y vivir en caminos torcidos es vivir sin temor a Él.
2. Evitando Caer en los Errores Comunes
Los jóvenes cristianos a menudo enfrentan tentaciones y desafíos que pueden desviarlos del camino correcto:
- No pedir a Dios sabiduría: Santiago 1:5 nos recuerda pedir sabiduría a Dios, quien la otorga generosamente. El temor de Jehová es el principio de la sabiduría (Proverbios 9:10). No asumas que lo tienes todo resuelto. Pide, pero hazlo con motivos puros (Santiago 4:2-3).
- Confiar demasiado en la lógica humana: A veces pensamos que todo está bien porque así lo razonamos, pero nuestros caminos no son los caminos de Dios (Isaías 55:9). La autocomplacencia es peligrosa.
- Escuchar solo lo que queremos oír: Esto puede ser agradable a corto plazo, pero peligroso a largo plazo. Debes estar abierto a la verdad completa de Dios, no solo a las partes que se alinean con tus deseos o convicciones.
La Importancia de Examinar Nuestra Vida y Caminar en la Voluntad de Dios
Examinar nuestra vida diariamente nos ayuda a permanecer en la voluntad de Dios. Este examen nos conduce a la humildad y a la dependencia de Dios para la dirección y la fortaleza. Confiesa y renuncia a tus faltas y pecados; Dios es fiel para perdonar (1 Juan 1:9). No repitas los mismos errores; aprende, crece y sigue adelante, valorando el gran precio que Jesús pagó por ti.
Vive en constante comunicación con Dios, presentando tus pensamientos, acciones y planes ante Él (Filipenses 4:6-7). Confía plenamente en Jehová y reconócelo en todos tus caminos; Él enderezará tus sendas (Proverbios 3:5-6). La paz y el bienestar son el fruto de una vida en armonía con Dios (Job 22:21).