Ministerio

Los Generales de Dios que cambiaron al mundo

Puedes escuchar sobre este tema en este episodio de nuestro podcast:

“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”
Hebreos 13:8

Amados lectores, a lo largo de la historia, hemos visto cómo Dios ha levantado a hombres y mujeres que han dejado no solo una huella, sino un legado a generaciones enteras, hermanos y hermanas en la fe con una fe inquebrantable, personas que respondieron a su llamado y trastornaron el mundo para siempre. A estos héroes de la fe, los llamamos los “Generales de Dios”.

Uno de los evangelistas más emblemáticos de todos los tiempos, Billy Graham, quien predicó a millones y millones de gentes y llevó el Evangelio a todos los rincones del planeta, predicó en 185 países o Smith Wigglesworth, quien caminaba en una fe tan firme que vio milagros sobrenaturales en su ministerio, desde sanidades hasta resurrecciones . O pensemos en el gran Yiye Ávila, aunque yo en lo particular lo conocí en sus últimos años de ministerio, supe de fuentes directas que era un varón lleno del Espíritu Santo, un general de Dios para estos últimos tiempos, llenó estadios por toda América Latina, le mostró a la generación pasada el resultado de una vida llena del poder de Dios.

Pero lo que más me asombra y a la vez me confronta demasiado, es que el mismo poder que obró en ellos está disponible para nosotros hoy. El Señor no ha cambiado (Hebreos 13:8) El Dios que levantó a estos gigantes de la fe está buscando corazones dispuestos a caminar en fe y obediencia en estos últimos tiempos.

¿Qué Se Necesita Para Ser Usado por Dios Hoy?

Muchos de nosotros escuchamos estas historias y tal vez pensamos que no podríamos jamás ser como ellos, que somos personas tan pero tan comunes, sin la capacidad o el carisma para hacer lo que hicieron. Pero me gusta recordar algo importante: Dios no busca personas perfectas, sino corazones dispuestos, que tengan la disposición de abandonarse en sus manos, por completo, sin limitaciones ni reservas.

Seguramente habrás escuchado algunas vez del pastor David Yonggi Cho, quien comenzó una pequeña iglesia en una tienda de campaña en Corea del Sur y terminó siendo el pastor de la iglesia más grande del mundo. Su clave no fue la estrategia humana, sino la completa dependencia en la oración y el Espíritu Santo.

Dios puede tomar lo poco que somos y multiplicarlo de maneras que jamás imaginamos. Lo único que Él necesita es un corazón que diga: “Señor, aquí estoy, úsame”. Sin resistirse a nada, sin ponerse a pensar en los demás, sin detenerse por tantas cosas que están a nuestro al rededor.

He estudiado muchas veces la historia de estos generales de Dios y llego a la conclusión que tenían algo en común: su total dependencia del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo, sus ministerios no habrían impactado tanto como lo hicieron, habrían pasado a ser una nota más en un gran pentagrama musical.

Hoy en pleno 2024, ese mismo poder está disponible para nosotros. El Espíritu Santo nos puede llenar de valor, de sabiduría y nos puede usar para impactar a otros si lo buscamos y nos rendimos completamente a Él. No se trata de nuestras habilidades, sino de su poder obrando a través de nosotros.

Amado lector, hoy el llamado sigue abierto. El mundo sigue necesitando generales de Dios, personas que se levanten con valentía en medio de la oscuridad, que sean luz en un mundo lleno de incertidumbre y cada vez más en decadencia. Dios no llama a los capacitados; Él capacita a los que llama.

Dedícale un tiempo especial al Señor. Pídele que te muestre en qué áreas de tu vida puedes ser útil, adóralo por lo que Él es, por lo que ha hecho en tu vida, clama al Señor por la oportunidad de que tenga tu nombre en su agenda personal, que cuando tenga una misión especial en tu ciudad, en tu iglesia, en tu país, Él busque en su lista de nombres especiales para saber a quién puede usar y ahí pueda ver tu nombre con letras de oro, resaltando.

«Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.» – Hechos 1:8

William Velázquez Valenzuela

Amante de la escritura, la educación, la tecnología y su impacto positivo para extender el reino de Dios. Un poco de locutor y otro poco de teólogo.

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