La Soberanía de Dios en Nuestras Vidas

Si de una cosa podemos estar seguros es de que Dios está en control de cada detalle de nuestras vidas, incluso cuando no lo entendemos, a Él no le toma nada por sorpresa, sabe lo que necesitamos, lo que sentimos, lo que nos alegra y también lo que nos lastima, esto es solamente un aspecto de su soberanía, pero ¿Qué significa realmente?
La soberanía de Dios significa que Él tiene autoridad y control absoluto sobre todas las cosas, tanto de nuestra finita y limitada vida como del vasto e infinito universo. En Isaías 46:9-10, Dios declara: “Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero.” Esta verdad nos asegura que nuestro sufrimiento y nuestras pruebas son usadas por Él para moldearnos y acercarnos más a Su corazón. En 2 Corintios 12:9, el apóstol Pablo escribe: «Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.»
A lo largo de toda la Biblia, podemos observar ejemplos de la soberanía de Dios en acción. Moisés, desde su nacimiento, fue protegido y guiado por Dios para liberar a los israelitas. En Éxodo 4:10-12, Dios le asegura a Moisés que estará con él y le dará las palabras adecuadas para hablar. Daniel, durante el cautiverio babilónico, fue protegido por Dios en el foso de los leones (Daniel 6:22). Esther, quien arriesgó su vida para salvar a su pueblo, muestra cómo Dios coloca a las personas en posiciones estratégicas con un propósito específico (Ester 4:14). Jonás, aunque intentó huir de la voluntad de Dios, fue redirigido y usado para llevar un mensaje de arrepentimiento a Nínive. Ruth, al seguir a su suegra Noemí, encontró propósito y bendición en su lealtad y fe (Rut 1:16).
Para confiar más en nuestro Dios, especialmente en tiempos difíciles y tristes, necesitamos fortalecer nuestra relación con Él a través de la oración. Filipenses 4:6-7 nos exhorta a presentar nuestras preocupaciones a Dios y a agradecerle, encontrando así paz en nuestros días. También es fundamental estudiar y meditar en su Palabra y además vital, diría yo, me he topado en muchas ocasiones con creyentes que están sumamente carentes de los conocimientos bíblicos más básicos. Salmos 119:105 dice: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.» Rodearnos de una comunidad de hermanos en la fe nos brinda apoyo y ánimo (Hebreos 10:24-25). Descansar en la providencia de Dios y practicar la gratitud nos ayuda a mantenernos enfocados en Su bondad, hay que estar contentos con lo que Él nos envía cada día, tanto en la abundancia como en la escacez (1 Tesalonicenses 5:18). Finalmente, obedecer a Dios y seguir Su guía fortalece nuestra fe, ese término de «obedecer» lo aprendí hace casi 20 años, lo escuche una vez y me quedó grabado en la mente y te lo comparto a continuación. (Santiago 1:22).
OBEDIENCIA es: Hacer lo que tenga que hacer en el momento que lo tenga que hacer, me guste o no me guste.
La soberanía de Dios nos va a traer una paz inmensa a nuestro corazón y propósito en nuestras vidas. Juan 14:27 nos recuerda la paz que Jesús nos da, una paz que no depende de nuestras circunstancias actuales ni nuestro entorno, es una paz que sobre pasa cualquier lógica humana. Proverbios 3:5-6 nos llama a confiar plenamente en Dios, reconociéndolo en todos nuestros caminos. Efesios 2:10 nos dice que somos creados en Cristo Jesús para buenas obras que Dios preparó de antemano.
Espero que nunca se nos olvide que Dios está con nosotros en cada paso del camino. Romanos 8:28 Él nos asegura: «Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.» Esto nos debe dar una alegría inmensa pues venga lo que venga, pase lo que pase, suceda lo que suceda, Dios está en control de todo, no hay ni siquiera un poquito de nuestra vida, ni un día que no esté en su voluntad. Lo que sea que venga a mi vida, Él ya lo sabe todo y está permitiéndolo por algo. Mientras avanzamos en nuestra vida diaria, recordemos que Dios tiene un plan y un propósito para cada uno de nosotros.