Desarrollo Espiritual

Descubriendo el Propósito de Dios para mí

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.»

La palabra del Señor nos dice que Dios nos ha elegido, puso su mirada en nosotros desde antes de la creación del mundo. Ya tenía un propósito para nosotros: vivir para su gloria y en comunión con Él todos los días de nuestra vida.

El Salmo 139:13-16 declara uno de mis pasajes bíblicos favoritos:

«Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en lo oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.»

El Señor conoce cada detalle de nuestra vida, no se le pasa absolutamente nada, incluso antes de que nuestros ojos se abrieran hacia el mundo. El propósito de nuestra vida viene directamente de Dios, no viene de lo terrenal ni es asignado por nuestros padres, ya está programado en nuestro ser.

Isaías 48:8 e Isaías 49:1-2, junto con Jeremías 1:4-5, revelan que Dios nos ha llamado con un propósito específico desde antes de nuestra concepción. Vivir sin conocer nuestro propósito es como estar muertos en vida, sin dirección ni objetivo, qué triste sería pasar 80, 90 años en esta tierra sin rumbo, sin objetivos, sin nada que nos desafíe.

Descubrir nuestro propósito en Dios trae una liberación increíble. Se termina la competencia, la envidia y los celos ministeriales, porque sabemos que si Dios usa a las demás personas, también tiene algo para nuestras vidas. Sabemos que Dios tiene un plan específico para nosotros. Jesús conocía su propósito y nada ni nadie podía desviarlo de él (Mateo 16:23).

Proverbios 19:21 dice: «Muchos son los pensamientos en el corazón del hombre, pero el propósito de Jehová permanecerá.» Un claro ejemplo es Jonás, quien intentó huir del propósito de Dios y enfrentó las consecuencias (Jonás 1:3). Cuando estamos fuera del propósito de Dios, es como sacar a un pez del agua: no podemos funcionar correctamente.

Cuando estamos en el propósito de Dios, nadie nos puede detener. Isaías 46:9-10 nos dice que Dios conoce el final desde el principio. Job 8:7 asegura: «Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.» Dios tiene un final glorioso planeado para nosotros.

El amor de Dios nos purifica y su gracia nos sostiene. En 2 Samuel 12:9, vemos cómo David tuvo en poco el propósito de Dios y sufrió las consecuencias. Lo mismo le pasó a el primer hombre, Adán y también a Jonás. Ignorar el propósito de Dios convierte la vida en una travesía difícil, lo que debiera ser un deleite, servir a Dios, se convierte en una carga.

Amados lectores, el propósito de Dios le da sentido a nuestra vida. No estamos aquí solo para luchar con la familia y el trabajo, ni para simplemente existir. Dios nos creó con un propósito específico. Conocer este propósito nos libera y nos da una dirección clara y un objetivo para nuestras vidas, dicho propósito impacta no solo en nuestras vidas, sino de las que nos rodean.

Puedes escuchar este devocional en este episodio de nuestro podcast:

William Velázquez Valenzuela

Amante de la escritura, la educación, la tecnología y su impacto positivo para extender el reino de Dios. Un poco de locutor y otro poco de teólogo.

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