Religión contra Reino

El Poder Sobrenatural de Dios
Dios ha desplegado su poder sobrenatural en nosotros para llevar el evangelio a todas partes, demostrándolo a través de señales y prodigios. Este poder no entiende de limitaciones humanas; se manifiesta incluso en aquellos que parecen menos probables, mostrando que con Dios todo es posible.
La Transformación a través de Jesús
La historia de la muerte y resurrección de Jesús no solo se debe escuchar sino vivir activamente. La resurrección es crucial porque valida la salvación, la victoria sobre el enemigo, y confirma a Jesús como el Rey eterno, distinguiéndolo de cualquier otro dios.
La Autoridad del Creyente
Como seguidores de Jesús, se nos otorga la autoridad para confrontar enfermedades y oponernos a las fuerzas malignas. Esta autoridad refleja el poder del Reino de Dios, que no es pasivo sino activamente arrebatado por los creyentes, según Mateo 11:12.
Viviendo en los Tiempos Finales
En estos tiempos finales, enfrentamos oscuridad creciente, pero el poder de Dios es aún mayor. La dependencia en lo sobrenatural de Dios es esencial para manifestar la presencia de Jesús en nuestras vidas y en el mundo.
Religión versus Reino
Jesús predicó el evangelio del Reino, un gobierno divino donde solo Él reina. A diferencia de la religión, que puede ser ritualística y diversa, el Reino de Dios es dinámico y unificado bajo el reinado de Jesús. La religión puede ofrecer una variedad de prácticas y creencias, pero el Reino trae un cambio transformador, perdonando pecados y realizando milagros.
Manifestando el Reino
El Reino de Dios se hace tangible a través de la enseñanza de Jesús, como se ve en Marcos 1 y 2, donde la autoridad de Jesús sobre los espíritus inmundos y su poder para sanar y perdonar pecados se muestra claramente. Estos actos autentifican el mensaje del Reino.
La Ciudadanía del Reino
Los ciudadanos del Reino de Dios son llamados a vivir de manera sacrificada y a manifestar el poder de Dios en la tierra, mostrando las características del Reino como milagros, liberación y una ciudadanía eterna.
Compromiso con el Reino
La historia de Sadrac, Mesac y Abed-nego en Daniel 3 demuestra la lealtad y el compromiso con el Reino de Dios, incluso frente a la persecución y la muerte.
Ser parte del Reino de Dios implica más que religiosidad; conlleva un compromiso activo con el poder sobrenatural de Dios y una vida que manifiesta su autoridad y amor. Se nos llama a vivir y predicar el evangelio del Reino, mostrando al mundo que Jesús es el Rey vencedor.