La Importancia de la Santa Cena
Alrededor de la Santa Cena encontramos una serie de acontecimientos que son simbólicos, solemnes y trascendentes hasta el día de hoy.
La Santa Cena tiene un origen divino. En Números 9:1-13, Dios establece claramente la solemnidad de este acto. Un siervo llamado Miguel Ángel García Sarceño decía que debemos aprender a ser siempre solemnes, respetuosos, y a honrar a Dios en Su casa y en todo lo que representa Su doctrina: el bautismo, junta de negocios, el pacto de membresía y, por supuesto, la Santa Cena. Aunque algunos la consideren una celebración antigua, sigue siendo un acto solemne; todo lo que implica acercarse a Dios merece respeto.
Dios mandó a Moisés instruir al pueblo a celebrar la Pascua cada año para recordarles que un día estuvieron en el pecado y que ahora son libres. Así, la Santa Cena también representa esa libertad. En 2 Crónicas 35:1-10 vemos cómo Josías sigue detalladamente las indicaciones para celebrar la Pascua. Aproximadamente 400 años después de que Israel saliera de Egipto, muchos se habían olvidado de la Pascua; hubo un período de muchos años en que esta celebración fue abandonada. La Biblia dice que Josías hizo un gran banquete para celebrarla. Hoy me preocupa que, en algunas iglesias, se esté dejando de celebrar la Santa Cena.
En la Biblia encontramos hombres y mujeres recordados por sus grandes hazañas, pero Josías es memorable por los cambios y la reestructuración que trajo al pueblo. A sus 26 años, decidió celebrar la Pascua de una manera única (2 Crónicas 35:18). La Escritura nos dice que nunca antes se había celebrado una Pascua como la que él organizó. Josías puso su tiempo, sus recursos y su esfuerzo en esta celebración, incluso incluyendo la música, algo que no estaba estipulado en la ley de Moisés, pero que hoy disfrutamos en nuestros tiempos.
Después de esa celebración gloriosa, durante 13 años el poder de Dios se movió en Israel. Cuando sabemos de antemano que habrá Santa Cena en nuestra iglesia, debemos prepararnos: arreglarnos, venir bien vestidos, ayunar y ponernos a cuentas con Dios. Busquemos un «borrón y cuenta nueva» con Él.
En Lucas 22:15, vemos que Jesús también celebró la Santa Cena, dando instrucciones precisas, como lo hizo Josías. Uno de los temas centrales de la Santa Cena es el perdón. Jesús, a punto de ser entregado, cenaba con Sus discípulos, y en medio de esa atmósfera se encontraban personas con diferentes intenciones, algunos buscando fama. Jesús les dice: «uno de ustedes me va a entregar.»
En nuestros días honramos a nuestras autoridades y servimos a Dios y a ellos, pero en la antigüedad, un discípulo daba su vida por su maestro. Algunos de los discípulos, como Simón Pedro, portaban armas y estaban dispuestos a defender a Jesús. Cuando Jesús les anunció que uno de ellos lo traicionaría, podemos imaginar a Simón Pedro preguntando con su espada desenvainada quién era el traidor. Jesús, en lugar de señalar directamente a Judas, dio el pan a cada uno de los discípulos, incluyendo a Judas, dándole así una oportunidad de arrepentimiento y mostrando el perdón de Dios.
Pablo también enseña que recibió del Señor el mandato de celebrar la Santa Cena. Nos exhorta: «pruébese cada uno a sí mismo» (1 Corintios 11:28). En nuestro concilio, practicamos tanto la Santa Cena como el lavatorio de pies, entendiendo que Jesús dijo: «lávense los pies los unos a los otros.» Para nosotros, ambos actos son uno solo y representan humildad y servicio.
Un comentarista dice que la Santa Cena es un termómetro para medir nuestra fe. Cuando alguien decide no participar repetidamente, podría ser señal de que algo no está bien en su corazón. Jesús dijo: «el que no comiere mi carne no tiene parte conmigo» (Juan 6:48-56).
Lamentablemente, muchas iglesias han dejado de lado este mandato, y muchos cristianos no participan porque sienten que están en pecado, olvidando que es también una mesa de perdón. Sin embargo, también debemos recordar la advertencia de Pablo: «el que participa indignamente acarrea juicio para sí» (1 Corintios 11:29). La Biblia nos dice que debemos examinarnos a nosotros mismos (1 Corintios 11:28). Si decidimos no participar, estamos perdiendo una oportunidad preciosa que Dios nos da para acercarnos a Su mesa.
Quiero animarlos a participar en la Santa Cena con gozo y alegría, celebrando la libertad que tenemos en Cristo. Jesús expresó dos cosas sobre la Santa Cena que me impactan profundamente:
- «Cuánto he deseado tomar esta pascua con ustedes.»
- «Haced esto en memoria de mí.»
Amados, participemos siempre con gozo. Hagámoslo en memoria de Jesús, con la mejor actitud, en un lugar digno, como la gran fiesta que celebró Josías. Aunque sea un símbolo, hagámoslo con dignidad y ojalá nunca nos perdamos de participar en una Santa Cena y un lavatorio de pies.