Desarrollo Espiritual

Cuando Jesús está en tu barca, ¡no te hundes!

Puedes escuchar más del tema en este episodio de nuestro podcast:

“Entonces se levantó, reprendió al viento y a las olas, y todo quedó completamente en calma” (Marcos 4:39)

Quién de nosotros no ha sentido en esta vida momentos en los que nuestras fuerzas físicas, mentales o espirituales se agotan. Hay muchos sueños que teníamos y que jamás vimos su cumplimiento, el desgaste de querer superar un problema emocional o dar un paso de fe en nuestro estancado ministerio, y después de mucho esfuerzo, simplemente sentimos que estamos en el mismo lugar. Esa frustración es muy real en los creyentes, es algo muy humano, y en esos momentos es fácil pensar en rendirse, en dejar absolutamente todo y comenzar a sobrevivir, en vez de vivir. Sin embargo, en medio de nuestras tormentas y cansancio de la rutina diaria, El Señor nos extiende una invitación a intentarlo una vez más, aún después de haberlo hecho quizá por tantos años, Jesús dice: ¡Hazlo una vez más! pero esta vez con una diferencia: hacerlo de Su mano, confiando en que el hará algo poderoso en nuestras vidas.

La palabra de Dios nos relata cómo los discípulos de Jesús también experimentaron de cerca la frustración y la sensación de fracaso. En Marcos 4, cuando viajaban en una pequeña barca, dice la Biblia que se desató una tormenta feroz. Tan solo imaginarme a mí estar en en un barco en altamar, ¡me da miedo hasta de escribirlo! Ahora Imagínate por un momento estar en esa embarcación con los discípulos: el rugido del viento, el bramido de las olas del mar golpeando la barca, y el agua que comienza a llenar poco a poco la embarcación. El paralizante miedo que debieron sentir era gigante, al igual que el convencimiento de que no había salida alguna, que estaban ante una muerte inminente. Pero había algo más en aquella barca: ¡Jesús estaba con ellos! Aunque los discípulos estaban llenos de miedo, la Biblia dice que Jesús se levantó y calmó el viento y las olas con Su palabra, trajo una paz inexplicable a aquel mar espeluznante.

Este mismo Jesús, que calmó la tormenta para los discípulos en la barca, quiere recordarte hoy, amigo lector, que Él está en la “barca” de tu vida, y que, cuando confías en Él, no hay tormenta que pueda hundirte. No importa cuán fuerte te sople el viento, ni cuán altas sean las olas que golpean; si Jesús es el capitán de tu vida, todo va estar bien. Su presencia nos ha de traer paz en medio de todo tipo de dificulta, y Su poder es capaz de transformar cualquier situación dolorosa en un aprendizaje, El Señor jamás nos va dejar hundirnos mientras sea nuestro capitán, pero si tú quieres estar en control, entonces vas solo.

  1. Entrega tus cargas a Dios
    La Biblia dice “Vengan a mí todos los que están cansados y cargados, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28). Esta promesa es para todos nosotros. Hoy, puedes llevar toda la bolsa de preocupaciones que te aquejan, tus miedos, inseguridades y también tus deseos a los pies de Jesús. Permite que Él sea quien tome el control, quien te dé la paz que tanto estás necesitando.
  2. Confía en Su poder en medio de las tormentas
    A veces, nuestra vida se parece a esa barca en la que estaban los discípulos, sacudida por el viento y las fuertes olas. Hay tantas cosas que pueden agobiarnos, desde problemas familiares, problemas económicas o inconvenientes ministeriales, sentimentales, personales; que te hagan sentir como si estuvieras a punto de hundirte. Pero recuerda por favor siempre esto: si Jesús está contigo, puedes estar seguro de que nada podrá hacer que te hundas. Él es nuestro pronto refugio, nuestro mejor capitán y quien calma nuestras tormentas existenciales.
  3. Vuelve a intentarlo
    Si has intentado algo en el pasado y no has visto resultados como hubieras querido, si te has esforzado tanto sin ver frutos, hoy Jesús te dice que lo intentes una vez más. Hazlo con la seguridad de que Él está contigo, de que te dará nuevas fuerzas y que Su gracia es la que te sostiene. En Isaías 40:31, Dios promete: “Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas”.
  4. Que Jesús sea el capitán de tu “barca”
    Si aún no has invitado a Jesús a tomar el control de tu vida, hoy, mientras leer este devocional, es el momento perfecto. No tienes que enfrentar las tormentas tú solo. El Señor desea guiarte, sostenerte y darte una paz que sobrepasa todo entendimiento, una paz no como el mundo la da, una paz permanente y que no depende de ninguna circunstancia. Cuando Él está en nuestro corazón, cuando le permitimos dirigir cada área de nuestra vida, tenemos la certeza de que nunca vamos a naufragar, no importa cuán intensa y tempestuosa sea la tormenta. Solo dile: “Señor Jesús, entra en mi vida y toma el control de todo; quiero que seas mi capitán y mi guía”.

Sabemos que, aunque la tormenta sea fuerte, El Capitán está con nosotros y nos traerá confianza. ¡Gracias, Jesús, porque cuando Tú estás en nuestra “barca”, absolutamente nada nos va hundir!

William Velázquez Valenzuela

Amante de la escritura, la educación, la tecnología y su impacto positivo para extender el reino de Dios. Un poco de locutor y otro poco de teólogo.

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