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Si tuvieras que resumir las Escrituras en 12 versículos, ¿cuáles elegirías? Aquí están los míos:
- Juan 1:1: “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”.
- Génesis 1:27: “Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.
- Génesis 3:15: “Pondré enemistad entre tú y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el talón”.
- Génesis 22:17-18: “De cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos. En tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque tú has obedecido Mi voz”.
- 2 Samuel 7:12-13: “Cuando tus días se cumplan y reposes con tus padres, levantaré a tu descendiente después de ti, el cual saldrá de tus entrañas, y estableceré su reino. Él edificará casa a Mi nombre, y Yo estableceré el trono de su reino para siempre”.
- Jeremías 31:33: “‘Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días’, declara el SEÑOR. ‘Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo’”.
- Juan 1:14: “El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”.
- Isaías 53:5: “Pero El fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por Sus heridas hemos sido sanados”.
- Lucas 24:5-6: “Estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: ‘¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado”.
- Gálatas 4:6: “Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: ‘¡Abba! ¡Padre!’”.
- Apocalipsis 21:3-4 “Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: ‘El tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán Su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado’”.